Nuevo paradigma emergente

No podemos evolucionar como seres humanos, como equipos y como organizaciones sino hacemos una revisión radical de las ideas que tenemos acerca de nosotros mismos y de nuestro mundo.

Según la respuesta que demos a la pregunta  quiénes somos, variará el alcance y las posibilidades de intervenir en el cambio de conciencia y de comportamientos para lograr mejores resultados y, por ende, mayor satisfacción personal y laboral.

En la sección Quién soy expresé mi interés y propósito en desarrollar e implementar el abordaje de la espiritualidad en las organizaciones. Esta motivación proviene de mi propio trabajo personal, iniciado hace más de 10 años, sostenido en forma sistemática y por medio de un camino concreto desde 2015.

Producto de mi inclinación por temas relacionados con el campo de la espiritualidad y lo transpersonal, me he volcado en los últimos tiempos, a leer y estudiar el trabajo de varios autores de diferentes campos de la ciencia: biología, física cuántica, psicología transpersonal, etc. La oferta de material para leer es enorme y, como en todas las ramas del conocimiento, hay de todo.

Nuestras creencias sobre el universo y nuestra relación con él provienen, en su mayoría, de ideas gestadas en los siglos XVII y XVIII que conciben un mundo basado en la separación. Pensadores como Newton (1643-1727), Descartes (1596 – 1650)  y Darwin (1809 -1882) hicieron un gran aporte al desarrollo de la ciencia y la tecnología pero,  por otro lado, modelaron nuestra manera de concebir al universo como una gran máquina compuesta por partes aisladas entre sí, lo cual nos lleva a considerar la vida como un espacio en el que prioritariamente luchamos por la supervivencia.

En el siglo XX, principalmente a partir de los descubrimientos de la física cuántica, comenzaron a surgir otras concepciones del mundo y de lo que llamamos “realidad”.

La descripción científica de quiénes somos ha cambiado drásticamente en los últimos dos siglos, sin embargo, la concepción mecanicista del universo y la idea de que somos seres físicos separados luchando por la supervivencia está fuertemente integrada en nuestra forma de pensar y de manejarnos en nuestra vida, tanto en lo personal, como en lo social y laboral. Esto impacta en la calidad de nuestras relaciones de pareja, en la efectividad de un equipo de trabajo en pos del cumplimiento de un objetivo, así como en el bienestar de todos los individuos de una nación y del mundo.

Para conectarse con nuestro verdadero ser y desplegar la mejor versión de nosotros mismos, hay que animarse a abandonar muchas de las teorías que consideramos “verdades incuestionables”.